viernes, 28 de mayo de 2010

Historia De La Teoria Evolutiva!!


La idea de que distintos organismo pueden transformarse unos en otros ya ha existido en la mente de algunos hombres desde los albores de la cultura. Ya fue expresada de forma específica por algunos filósofos griegos como: Anaximandro de Mileto que en el siglo VI a.C., pensaba que en su origen, el hombre nació de animales de otra especie, probaba esto el hecho de que en sus primeros años, los seres humanos sean incapaces de alimentarse por sus propios medios;, Tales, Epicuro, Pausanias, Heredoto y Empédocles de Agriento que en el siglo V a. C., expuso que en la tierra aparecían cabezas sin cuello, brazos sin hombro erraban por ella y de un lugar a otro se desplazaban ojos carentes de frente, según él estos órganos separados se unieron por efecto del amor, formándose aso los seres vivos, también apunta a la idea de una especie de selección natural: los organismos no viables han sido eliminados por ejemplo los bovinos con cabeza de hombre, mientras que sobrevivían los organismos correctamente formados. Esto ha incitado a ciertos historiadores a considerar a Empédocles como un precursor del Darwinismo.
La transformación de seres en animales y de dragones en formas humanas constituye un tema familiar de la mitología de muchas culturas. Pero sus conocimientos biológicos eran escasos, de modo que aquel concepto de la evolución tenía que ser forzosamente vago, sin apenas relación con la teoría actual de la evolución.
Aristóteles (384-322 a.C.) Discurrió en un sistema complejo de formas vivas en constante evolución, denominado «escalera de la naturaleza». Hubo algunos autores antiguos que si tuvieron intuiciones más o menos notables, por ejemplo, el poeta y filosofo latino Lucrecio, que vivió en el siglo I a.C., describió de manera muy vivida la «lucha por la vida». A su juicio, el nacimiento de los animales podía explicarse simplemente por al leyes de la naturaleza, sin recurrir a la intervención de los dioses.
Durante la edad media estaba muy extendida la creencia de que de la materia orgánica podían surgir animales y dicha creencia era considerada como compatible con la filosofía cristiana por los teólogos como Santo Tomas de Aquino . En realidad hasta la época de Redi y Spallanzani, la mayoría de gente creía que la carne en descomposición podía transformarse en moscas.
En el renacimiento aumento el interés por las ciencias naturales, así que, desde el siglo XIV, gran número de eruditos aceptaron como razonable el punto de vista de la evolución de las formas orgánicas. Se descubrieron en los terrenos fragmentos raros semejantes a huesos, dientes y conchas: algunos correspondían a partes de animales conocidos pero otros eran formas raras e ignoradas. Leonardo Da Vinci, en el siglo XV, interpreto estas circunstancias como restos de animales que existieron y luego se extinguieron. El concepto de otros tipos de seres vivos dio motivo a la teoría llamada «Catastrofismo» con la idea de que, por el fuego o las inundaciones (Diluvio Universal), periódicamente hubieron perecido los seres, después de lo cual emergió de nuevo la existencia por actos de creación especial.
La idea de la permanencia de las especies como creación especial entro en la cultura jadeo-cristiana a través de mitos como los relatados en el libro del Génesis. Constituyo un principio básico de la historia natural durante los siglos XVII y XVIII, en parte como resultado de recopilaciones tan vastas de historia natural como las de Linneo. Según la interpretación de la biblia, las diversas especies vegetales y animales fueron creadas directamente por dios y son perfectamente estables. Había que ser muy audaz para atreverse a impugnar esta doctrina, con mayor razón si se piensa que ciertas ciencias como la paleontología y la embriología estaban aun en pañales.
En 1748, el francés Benoit de Maillet, contaba que todas las especies terrestres procedían tal vez de especies marinas correspondientes. Según él, hubo, hubo peces que se acostumbraron a vivir en tierra, dando así nacimiento a otros animales (y, entre ellos, a ciertas aves). De la misma manera, los elefantes de mar engendraron a los elefantes terrestres. Y también los hombres provenían de criaturas marinas (los tritones). Sin embargo, algunos naturalistas observadores empezaron a poner en duda el que las especies fuesen unidades intercambiables de la creación.
Durante el siglo XVIII, un vasto movimiento subterráneo de raíces laicas recorre Francia, y toma cuerpo en una publicación de gran envergadura, la Enciclopedia, obra que aspira a recopilar todo el saber positivo de su tiempo y que al final habrá de ser impresa clandestinamente. En ella colaboran un gran número de conocidos representantes de la cultura francesa del momento: el matemático Dálembert, los filósofos y literatos Condillac, D’Holbach, Diderot, Helvetius, Voltaire y Rousseau, el historiados Montesquieu, los economistas Quesnay y Turgot, y otros más. Los artículos de historia natural van firmados por Georges Louis Leclerc, conde de Buffon.
Desde el campo de la historia natural, Buffon participara activamente en las tareas de divulgación cultural que se acometen en su época. Su contribución a la paleontología se encuentra compendiada básicamente en dos de sus obras: Théori de la Terre (1749), donde responde a las burlas de un Voltaire que ha confundido los comentarios de los diluvistas con la actividad específicamente paleontológica, y Ëpoques de la Nature (1778). Buffon se muestra impresionado por la obra de Newton, a cuya física recurre para explicar las variaciones observadas entre los seres vivos. Así, llega a afirmar que «la extensión y el incremento de los cuerpos vivientes o vegetantes sigue exactamente las leyes de la fuerza atractiva aumentándose a un mismo tiempo en las tres dimensiones»
A su vez, el naturalista Buffon, por ejemplo, era a veces un campeón del fijismo, mientras que otras veces favorecía el transformismo. Su transformismo no alcanzaba nunca, sin embargo, el status de una teoría coherente de la evolución, sino que más bien era una expresión de la «degradación» de los organismos a partir de un tipo ideal original, «todos los animales proceden de uno solo que en el curso de las edades ha producido, al perfeccionarse y degenerar, todas las razas de los demás animales».
Otros filósofos del siglo XVIII favorecían un tipo de transformismo que incluía elementos de la moderna teoría evolutiva. Pierre de Maupertuis, por ejemplo, describió en su Venus Physique (1746) negros albinos y sugirió que podían originarse por alteraciones aleatorias de «parte del fluido seminal», es decir, tuvo « una visión bastante clara de los procesos de mutación y de selección». Por un lado, los seres vivos pueden modificarse de manera accidental a lo largo de las generaciones; por otro, las modificaciones útiles pueden conservarse y acumularse, mientras los individuos no aptos quedan condenados a desaparecer.
En 1785, James Hutton definió el concepto del uniformismo en el sentido de que las fuerzas geológicas obraron en el pasado lo mismo que obran en el presente. Concluyo que los procesos de erosión, sedimentación, invasión y levantamiento, en el largo curso de las épocas explicaría la presencia de residuos fósiles en las capas geológicas superpuestas.
Pero está claro que ya en el siglo XVIII, muchos naturalistas contemplaban la hipótesis de la variabilidad de las especies.

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